Las humedades son uno de los problemas más comunes y persistentes que afectan tanto edificios como a viviendas y todo tipo de inmuebles, ya sean antiguos o modernos. No solo deterioran materiales y acabados, sino que también afectan a la salud de quienes los habitan y pueden ser el síntoma de fallos estructurales más graves.
En Proservi, te explicamos, de forma clara y práctica, qué tipos de humedades existen, cuáles son sus causas más habituales y, sobre todo, cómo distinguirlas. Identificarlas correctamente es el primer paso para aplicar la solución adecuada y evitar que el problema se repita.
Qué son las humedades
Las humedades son acumulaciones anómalas de agua o vapor de agua en elementos constructivos como paredes, techos, suelos o cubiertas. Esta presencia de humedad puede deberse a varias causas, y su manifestación varía dependiendo de su origen, el tipo de material afectado y el tiempo de exposición.
Pueden parecer manchas superficiales al principio pero, si no se tratan, pueden derivar en:
- Desprendimiento de pintura o revestimientos.
- Formación de moho.
- Malos olores.
- Deterioro de materiales estructurales.
- Problemas respiratorios en los ocupantes.
La clave para resolverlas es identificar correctamente su causa y aplicar una solución duradera. Y para eso, es fundamental conocer los tipos de humedad que existen.
Tipos de humedades: clasificación general
Podemos clasificar las humedades en tres grandes grupos según su origen:
- Humedades por filtración.
- Humedades por condensación.
- Humedades por capilaridad.
Cada una tiene un comportamiento distinto, afecta a zonas diferentes del edificio y requiere tratamientos específicos. A continuación, te explicamos cada tipo en detalle.
Humedades por filtración
Las humedades por filtración se producen cuando el agua se cuela desde el exterior hacia el interior del edificio a través de elementos constructivos como paredes, cubiertas, ventanas o cimentaciones. Este tipo de humedad suele estar asociado a lluvias, fallos de impermeabilización o defectos en cerramientos.
Origen de las filtraciones:
- Grietas o fisuras en fachadas, cubiertas o muros.
- Juntas mal selladas (por ejemplo, en ventanas, terrazas o tejados).
- Fallos o ausencia de sistemas de impermeabilización.
- Tuberías con fugas (aunque este caso se mezcla a veces con filtraciones internas).
- Acumulaciones de agua estancada en cubiertas mal diseñadas o sin pendiente.
Cómo se manifiestan:
- Manchas oscuras localizadas en paredes o techos.
- Desconchados en pintura o yeso.
- Presencia de moho y malos olores.
- Goteras visibles durante o después de lluvias.
Zonas más afectadas:
- Paredes exteriores.
- Tejados y cubiertas.
- Terrazas y balcones.
- Juntas de ventanas y puertas.
Humedades por condensación
La humedad por condensación aparece cuando el vapor de agua presente en el ambiente entra en contacto con superficies frías y se transforma en agua líquida. Es el mismo fenómeno que ocurre cuando se empañan los cristales de las ventanas en invierno.
Origen de la condensación:
- Deficiencias en la ventilación de espacios interiores.
- Mal aislamiento térmico de paredes o techos.
- Actividades cotidianas que generan vapor (duchas, cocinar, secar ropa).
- Puentes térmicos mal resueltos (zonas donde el aislamiento no es continuo).
Cómo se manifiestan:
- Aparición de moho negro en esquinas y techos.
- Gotas de agua en ventanas y paredes frías.
- Sensación de ambiente cargado o húmedo.
- Desprendimiento de pintura o papeles pintados.
Zonas más afectadas:
- Baños y cocinas.
- Dormitorios mal ventilados.
- Esquinas superiores de las habitaciones.
- Traseras de muebles en contacto con muros exteriores.
Humedades por capilaridad
La humedad por capilaridad se produce cuando el agua del subsuelo asciende a través de los materiales porosos de los muros (ladrillo, mortero, piedra, etc.). Es una especie de «efecto esponja» en el que los muros absorben agua desde abajo.
Origen de la capilaridad:
- Falta o deterioro de barreras antihumedad en la base de los muros.
- Terrenos con alto nivel freático.
- Presencia de agua en el subsuelo por lluvias persistentes o fugas cercanas.
- Uso de materiales muy porosos sin protección adecuada.
Cómo se manifiestan:
- Manchas de humedad desde el suelo hacia arriba (en forma de crestas).
- Salitre o eflorescencias blancas en las paredes.
- Hinchazón o desprendimiento de pintura.
- Olor a humedad persistente.
Zonas más afectadas:
- Zócalos de plantas bajas o sótanos.
- Paredes en contacto con el terreno.
- Interiores de edificios antiguos.
Cómo distinguir los tipos de humedad
Saber identificar el tipo de humedad es clave para dar con la solución correcta. Te facilitamos una rápida comparativa:
Filtración:
- Origen: Agua del exterior.
- Zonas comunes: Techos, fachadas y terrazas.
- Síntomas principales: Manchas localizadas, goteras y desconchados.
Condensación:
- Origen: Vapor interno + superficies frías.
- Zonas comunes: Baños, cocinas y dormitorios.
- Síntomas principales: Moho negro, agua en ventanas y mal olor.
Capilaridad:
- Origen: Agua del subsuelo.
- Zonas comunes: Zócales y muros bajos.
- Síntomas principales: Manchas ascendentes, salitre y pintura hinchada.
Qué daños provocan las humedades si no se tratan
Dejar pasar el tiempo no soluciona el problema. Al contrario, lo agrava. Los daños más comunes incluyen:
- En la estructura del edificio: debilitamiento de muros, corrosión de armaduras, pudrición de madera.
- En el acabado: desconchado de pintura, deterioro de revestimientos, pérdida estética.
- En la salud: problemas respiratorios, alergias, proliferación de ácaros y moho.
- Económicos: aumento del gasto energético y reparaciones más costosas.
Soluciones según el tipo de humedad
A continuación os indicamos las distintas formas de atajar estos molestos problemas.
Para humedades por filtración:
- Impermeabilización de fachadas, cubiertas y terrazas.
- Sellado de fisuras y grietas.
- Reparación de bajantes y canalones.
- Aplicación de revestimientos impermeables.
Para humedades por condensación:
- Mejora de la ventilación natural o forzada.
- Uso de deshumidificadores.
- Aislamiento térmico de paredes y techos.
- Eliminación de puentes térmicos.
Para humedades por capilaridad:
- Inyecciones de resinas hidrófugas en la base de los muros.
- Instalación de barreras físicas antihumedad.
- Revestimientos transpirables (morteros técnicos, pintura siloxánica).
- Drenajes perimetrales si es un problema del terreno.
Mitos frecuentes sobre las humedades
- Con una mano de pintura antihumedad se soluciona: FALSO. La pintura puede disimular el problema, pero no elimina la causa.
- Ventilar más es suficiente: A VECES. Funciona si el problema es solo por condensación, pero no en filtraciones ni capilaridad.
- Las humedades aparecen solo en edificios antiguos: FALSO. Una mala ejecución o diseño deficiente puede causar humedades incluso en construcciones recientes.
Qué hacer ante una humedad persistente
- Observar bien la zona afectada: localización, momento en que aparece, tipo de mancha.
- Consultar con un profesional especializado: para diagnosticar el origen con herramientas adecuadas (termografía, higrómetros, etc.).
- Aplicar una solución definitiva: nada de parches. Invertir bien una vez evita gastar mal muchas veces.
- Prevenir nuevas apariciones: revisar cubiertas, sellados y ventilaciones periódicamente.
Conclusiones
Las humedades no solo afean el aspecto de una vivienda o edificio, también son un síntoma de un problema más profundo. Detectarlas a tiempo y actuar con criterio profesional es la única forma de evitar males mayores. Distinguir entre una humedad por filtración, por condensación o por capilaridad es esencial para no equivocarse con el tratamiento. Cada una tiene su lógica, su causa y su forma de combatirse.
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